La tecnología no es vital en las políticas de digitalización

La tecnología no es vital en la empresa cuando los procesos están mal. Si la tecnología es el punto central entonces lo único que hace es distraer el foco de la estrategia. No culpo a la inteligencia artificial.

El viernes mi doctora me pidió una cita para una especialidad. Hoy me han dejado un mensaje en el móvil. Que llamara a mi centro de salud y allí usara la opción 2 y luego la 3. El sistema automático de citas se ha cortado en el momento en que estaba introduciendo el número de referencia que la máquina solicitaba. Sin problema. Lo haré por la web de citas. La idea de seleccionar la cita directamente en el calendario me ha hecho olvidar el intento fallido. Pero el segundo ha sido igualmente agua.  Llevamos varias décadas de digitalización en la gestión de sanidad, sin embargo, parece que estemos siempre a principio de curso con una asignatura pendiente: aprender que la tecnología no es vital, que la clave son los procesos.

La tecnología no es vital en atención sanitaria de citas si el proceso de gestión de agenda está roto. En la interacción anterior, por ejemplo, el sistema no tiene información para dar una respuesta lógica. Así que no la da. No culpo a la máquina.

La tecnología no es vital en educación si lo que se necesita es una reforma en el currículum y cómo se aprende. No culpo a los ordenadores.

En general, conviene recordar que la tecnología no es vital en la empresa cuando los procesos están mal. Si la tecnología es el punto central entonces lo único que hace es distraer el foco de la estrategia. No culpo a la inteligencia artificial.

El caso de la tecnología en la enseñanza ayuda a ver esto de una forma en la que todos lo entendemos. Por un lado, las empresas de tecnología llenan las aulas de ordenadores, de pizarras digitales, de aplicaciones, etc. Por otro están los factores de una buena enseñanza que dependen de un buen currículo y una buena pedagogía. Tanto el currículo como la pedagogía son herramientas para preparar al estudiante frente a los retos de su futuro laboral, social y personal.

No hace falta insistir en que el foco pedagógico en la memoria del alumno no tiene nada que ver con la organización del aprendizaje en torno a la libertad del estudiante. La tecnología es una herramienta flexible. Va a apoyar el resultado pedagógico. Si la escuela usa el primer tipo de currículo la tecnología ayudará a obtener mejores resultados en memorización. Si la escuela opta por el currículo centrado en el alumno la tecnología apoyará el resultado en pensamiento crítico de los estudiantes.

En Suecia, sinónimo de varias legislaturas de digitalización en la educación a las espaldas, están cambiando una vez más para dejar claro cuál es el papel de la tecnología. La de actor de reparto más que la de actor protagonista. He subrayado esta respuesta de una de sus profesoras, Inger Enkvist: “La buena enseñanza sigue siendo el producto de un buen profesor, un aula tranquila, un buen currículo, unos exámenes adecuados y el esfuerzo del estudiante. Si están todos estos factores, los ordenadores pueden apoyar un resultado ya positivo. Si no están reunidos los factores positivos necesarios, los ordenadores no son la respuesta. Si hace falta una reforma escolar, el tema de la tecnología en el aula distrae la atención del problema central.”

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