Quién teme a ChatGPT
En cachivaches tecnológicos el año 2022 está siendo, sin duda, el de la inteligencia artificial generativa en sus diferentes versiones para crear texto, imagen, video o respuestas. Las empresas que están detrás de estas tecnologías han ido ofreciendo versiones beta en abierto. Antes del verano las redes sociales se llenaron de fotos espectaculares de cosas que habían salido de las cabezas artificiales de herramientas como Dalle2 y Stable Diffusion. Finaliza el año con ChatGPT, otra herramienta que como las anteriores espera solícita junto al cursor de tu pantalla.
Este último artilugio intelectual es un cruce entre el conocimiento enciclopédico del Data de Star Trek y la guasa de R2-D2 de Star Wars. Tiene personalidad y lo demuestra en sus respuestas. ¿Qué mejor juguete para ingenieros, profesionales, tecnólogos y opinadores que jugar con estas nuevas inteligencias? ¿Quién se resiste a crear la imagen, texto o respuesta que pides y que una máquina te ofrece de forma tan amable?
La cara de sorpresa feliz de muchos de ellos me ha recordado la de la actriz Woopi Goldberg en una película cómica de los 80. Mientras todo el mundo quería matarla, su confianza ciega estaba en el cursor que le escribía mensajes a través del ordenador. El impacto de la inteligencia generativa es complejo. Los expertos en inteligencia artificial (IA) llevan tiempo enfrascados en cuál debería ser la perspectiva entre la máquina y el humano más útil.
No soy experta en IA. ChatGPT no es el primer conversador artificial, sí el que ha generado más opiniones de recelo porque mucha gente ha podido usarlo de forma inhibida y a la vez. Gente de muchos campos.
ChatGPT nos dejará sin trabajo
Los profesores
Se acabaron los deberes. Se terminó mandar trabajos escritos donde hay que razonar la respuesta a una pregunta. Un robot conversacional lo hace en segundos. El gran avance es éste: parece pensado y estructurado por una persona que sabe el tema. Justo lo que se espera del alumno/a que ha estudiado.
He tardado dos días en escribir este post. Reunir ideas, encontrar un elemento común o planteamiento, estructurar la idea final son cosas que necesito para pensar. Vale, ChatGPT lo hará más rápido, pero no creo que leer el resultado sea igual para mí en términos de conocimiento. Por eso pienso que sustituir los deberes por una charla del alumno con ChatGPTU no es la solución. El debate de la enseñanza con ChatGPT está abierto pero aún sin mucha luz.
El buscador web de Google
Se acabó el buscador. Existe una extensión Chrome que añade ChatGPT a tu navegador. Preguntas algo del tipo “qué es…” y Google muestra su respuesta favorita en la parte superior de la página bajo el título “Otras personas también preguntan”, mientras que ChatGPT enseña su respuesta perfectamente redactada a la derecha. Estas son las respuestas en Google y ChatGPT para la búsqueda “qué es un procedo de decisión de markov”. Difícil decidir con cuál quedarse si no tienes la costumbre de comprobar el origen del enlace. Yo lo hago siempre. Un alumno no tiene la costumbre.
Estamos ante un autor o autora que suena convincente, aunque mezcle hechos y tonterías. Para Andrew Ng, de Deepmind, esto último es una característica de las tecnologías generativas. La capacidad del lenguaje como expresión humana tiene muchos parámetros que un lingüista conoce. En la literatura de ciencia ficción hemos visto el interés en uno de ellos, el tipo de personalidad. Y ChatGPT la tiene. Es así como nos hace creer cosas que no son hechos reales. No llega todavía al tipo de carácter complejo imaginado por el escritor Ian McEwan para su robot pensante de su libro “Machines like me” (2020). Pero me ha hecho gracia que igual que aquél ChatGPT escribe poesía, lo que es bastante prometedor.
Los médicos
Pregunta a ChatGPT qué te pasa. Si en Internet el problema de autodiagnóstico de enfermedades se podía califica claramente de desinformación, con modelos como ChatGPT la línea para distinguir una opinión autorizada de una que no lo es se desdibuja. Esta tecnología y otras similares se caracterizan por la forma en la que manejan la credibilidad frente a la exactitud de las respuestas. Utilizan algo llamado aprendizaje reforzado (Reinforcement Learning with Human Feedback, RLHF, en inglés). En este modelo las respuestas de la máquina son corregidas por personas que la enseñan a parecer más humana. Lo hacen según una escala que premia cómo de convincente suena por encima de lo exacta que sea.
Hay pacientes que ya lo han probado para saber qué significan los valores de su informe de analítica médica.
Los artistas
Se acabó el bloqueo de la página en blanco. Haz preguntas sobre cosas que (todavía) no existen y ChatGPT te creará una respuesta a tu gusto. Una máquina que toca con los dedos la creatividad porque usa una tecnología basada en un tipo avanzado de redes neuronales. Esto hace posible que elementos que no son reales se cuelen en la conversación. Haz la pregunta a ChatGPT qué pasaría si yo pudiera volar. No te dirá que es imposible. En realidad, ningún humano con edad por debajo de diez o doce años lo haría tampoco.
Es un modelo estático. Una limitación para los artistas. ChatGPT no conoce el mundo más allá de 2021.
Los teleoperadores
Se acabó hablar con un operador. ChatGPT está basado en texto, pero tiene una gran ventaja: recuerda lo que le has dicho antes. Solo por esta función auguro aplicaciones en muchos campos.
ChatGPT: ¿Inteligencia aumentada o inteligencia artificial?
Para responder mejor a si ChatGPT nos dejará sin trabajo me interesa mucho más preguntarme si estas herramientas se limitan a copiar las capacidades del humano o están aquí para aumentarlas. Lo primero es la visión de competencia entre las máquinas y humanos. Lo segundo es la idea de inteligencia aumentada, es decir, herramientas concebidas para ayudarnos en aquellos campos en que cognitivamente el humano no llega. Por ejemplo, que una máquina ayude a estructurar la vasta lista de fuentes médicas de un estudio clínico aumenta la capacidad del investigador. Que el artilugio escriba un resumen de un texto es copiar la capacidad de síntesis humana. Erik Brynjolfsson (Stanford Digital Lab) tiene un ensayo corto que apoya con ejemplos históricos de la relación del hombre y la tecnología. En él distingue la IA humana y la IA aumentada que me parece muy interesante por esta imagen: las aplicaciones de la IA aumentada son mayores que las que la IA puede automatizar simulando capacidades humanas. Me ha dejado pensativa: ¿Dónde se sitúa ChatGPT?

Para charlar con ChatGPT ve a https://openai.com/blog/chatgpt/ crea una cuenta y podrás probarlo. Un ejemplo: pídele que te escriba un artículo con el tema «Quién teme a ChatGPT».
–Relacionado:
¿Elimina la IA generativa a los artistas? Un pequeño experimento
Le pedí a ChatGPT que escribiera por mí el post usando el mismo tema central: quién debería sentirse intimidado por ChatGPT. En el link de twitter he colgado la respuesta. No fue la primera porque probé con varias formas de preguntarle. La más detallada, indicando en concreto que buscaba profesiones o tareas, ha dado el resultado mejor, aunque todavía no es una respuesta crítica (en cambio la pregunta sí lo pretende).
Yo: Escribe un post analizando profesiones y tareas que serán obsoletas porque ChatGPT es capaz de hacerlas.
[Antes probé con «quién teme a ChatGPT» y no entendió lo de desbancar profesiones. He sido más directa. La respuesta es todavía menos crítica que mi post]
ChatGPT:
https://twitter.com/marta_dominguez/status/1604796199269195776?s=20&t=XFHc6IA7ZyzNRI6Zu8yw3A