Tendencias tecnológicas para 2022 – Un nuevo papel para la nube

Saber las tecnologías que existen es la parte fácil de mirar tendencias. Entender cómo interactúan y qué implican o si se puede con ellas ir tapando alguno de los problemas de otras tecnologías es lo difícil. Retomo la tradición de cerrar el año haciendo balance en mi blog de las tendencias tecnológicas globales. Hay dos debates que han destacado este año porque en lugar del avance tecnológico como mero fin tratan de consolidar puntos de vista muy opuestos.

El primer debate cuestiona la evolución de la tecnología web y del propio Internet. ¿Debería romper el diseño que condujo a la web 1.0 (2000), la web 2.0 (2005) y las webs comerciales actuales porque la privacidad de los usuarios está comprometida? ¿Solucionaría la web 3.0 (2019-) la encrucijada de Internet y la privacidad?

El segundo debate busca la forma de compatibilizar el potencial de negocio de las plataformas de datos con la seguridad y confianza de los usuarios. No hay una estrategia única pero sí una filosofía que ha sido bautizada con el nombre de aplicación o computación preservadora o respetuosa de la privacidad. En inglés lo verás como “privacy-preserving apps”, “privacy-preserving computing”, “privacy-enhancing computation” y “confidential computing”.

La web para todos, nubes en el borde de la red y computación confidencial

La Web 3.0 es lo que antes se conocía como web semántica (2015). En 2021 mantiene el nombre, pero no así el concepto. La definición más sencilla se la he oído a Carlos Kuchkovsky en un curso que dio en la universidad:  Reemplaza la web 2.0 (donde se ha abusado de los usuarios) por una nueva web, ahora “la red de los stakeholders” que maximice la privacidad de los usuarios. La web 3.0 aparece asociada a una tecnología, blockchain, y a un concepto, la identidad digital soberana con privacidad. Sería esta identidad la que nos daría acceso a los distintos servicios.

Por ejemplo, en lugar de usar un perfil digital para el servicio de fotos, uno para el chat, etc., se eliminarían esos silos de datos ya que cada usuario tendría un solo repositorio de datos y decidiría sobre él qué compartir con terceros. Debajo de esa identidad la tecnología blockchain sería la encargada de distribuir los datos.

Es decir, Internet volvería a ser “la web para todos”, parte del poder de las tecnológicas volvería a los usuarios y también a los desarrolladores. La política de los “likes” daría paso a una cultura de recompensa más igualitaria. La tecnología blockchain es descentralizada y es la base de la tecnología Web 3.0, pero también del desarrollo “open source”. En el nuevo diseño de Internet los desarrolladores reciben no solo me gusta sino financiación a través de la emisión de tokens. Kuchkovsky lo explica así: la web 3.0 es un conjunto de nuevas modalidades de organización de comunidades.

El metaverso podría o no unirse a esta filosofía.

Nube para el “Edge”

Otra idea de la descentralización es la nube en el borde de la red que pone el foco de la desconcentración en las aplicaciones y no en el proveedor de procesamiento y de la red. Aunque el origen de la nube para el “edge” es la búsqueda de mayor seguridad de los datos este objetivo es un poco más confuso de ver.  El director de tecnología de la division de la nube de Amazon, AWS, viene a decir que se trata de tener extensiones de la nube central. Estos, digamos satélites, para los que su empresa ha creado productos específicos como Amazon Monitron y AWS Panorama, llevan la capacidad de computación de la nube a los bordes de la red. Es la idea de mover la nube a la última milla, la que está más cerca de la aplicación y del consumidor, para hacerla más personal. Si has visto escenarios de uso de la tecnología 5G en los que hay un objeto cualquiera conectado con 5G, conectado a una mini nube, la palabra “Edge” y mucho más lejos la nube actual, es decir un Internet de las cosas con la automatización de la aplicación gracias a la computación de una mini nube, tienes ya una imagen visual de lo que es la nube “Edge”. Con funciones específicas optimizadas para cada sector, por ejemplo, para salud, industria, automoción, comercio y medios.

Plataformas de datos y gestión de datos que cuide la privacidad

Hay estrategias que se han introducido en 2021 a nivel de software de los móviles. Es la forma en la que empresas como Google han introducido la privacidad. Aunque para el usuario medio sea difícil ver que algo ha cambiado, el diseño del software con funciones que se recogen bajo “privacidad por diseño” o “cambios que mejoran la privacidad” pueden suponer cambios profundos también en el software de Android y que afectan a Google.

El problema de las empresas centradas en datos (y este no es un asunto exclusivo de grandes tecnológicas sino de un Walmart, un Zara o un Uber) es que la tecnología big data para alcanzar su potencial en modelos de negocio, en cadenas de suministro inteligente y otras muchas decisiones empresariales requiere gestionar datos de una manera muy distinta. La creación de una plataforma de datos a partir de fuentes externas o liberando parte de los datos internos de una compañía con los proveedores usa tecnologías innovadoras y técnicas que desnudan los datos de las restricciones de seguridad y privacidad que tradicionalmente usa una empresa. Grandes consultoras como Deloitte tienen cada año proyectos para ayudar a sus clientes a aplicar estándares de seguridad o “security compliance”.  Pero también para saber cómo usar plataformas de datos. En años anteriores hablar de privacidad era llamativo. En el informe de tendencias para 2022 Deloitte habla de las tendencias de datos como algo que comprende tres dimensiones: oportunidad, facilidad de uso y privacidad. ¿Qué ha cambiado para que la privacidad se contemple ahora desde la cuna de los proyectos?

La definición de computación respetuosa de la privacidad es como decía una declaración de intenciones. BMC, la empresa de software americana define “Privacy-enhancing computation” como aquella que “protegerá los datos en uso a la vez que asegura su privacidad y secreto”. El rango de soluciones está por tanto abierto.

El otro lugar donde veo los conceptos plataforma de datos y privacidad usados de la mano es en proveedores de la nube que han ganado popularidad en el campo de inteligencia de negocio y analíticas de datos (lo que se conoce como data warehouse). Por ejemplo, Snowflake habla de restringir las búsquedas en las bases de datos que pongan en peligro datos sensibles (ej., historial médico) y otros de los que identifican a una persona (ej., tarjeta de crédito, dirección). Pero sin que ello impida que los analistas de datos puedan unir registros anónimos (sin identificación de la persona) para alimentar sus modelos.

 

La conclusión que saco de estos dos grandes debates es una piedra de toque para ser más conscientes de que el destino de los datos forma parte también del avance. Hace apenas una docena de años había empresas no tecnológicas que acumulaban ingentes cantidades de datos. Lo hacían de forma fiduciaria. Eran los bancos, los hospitales, y otros servicios masivos. No sabíamos que eran empresas de datos porque cuanto hacíamos con ellos quedaba depositado cual secreto de confesión. ¿Dados a elegir renunciaríamos a la economía del dato y los servicios que proporciona para volver atrás?

La respuesta a esa pregunta condicionará, en mi opinión, las próximas tendencias tecnológicas en 2022.

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