La excepción a las dificultades del modelo Premium

Foto cortesía de @Teroloscar

Podría decirse que el mundo de negocios digitales se divide en los que obtienen ingresos por publicidad y los que lo sacan de suscriptores Premium. Es así de simple y así de complicado.

El suscriptor es un “ava raris” en el mundo de Internet, una región que ha facilitado el acceso gratuito a sinfín de productos y servicios. Ahí la paradoja. Un suscriptor digital es alguien que se ha convertido a la religión del consumo que tan bien conocen los abonados de a pie.

No me sorprende, pero sí me preocupa, que el servicio de suscripción Premium que más tiempo lleva en funcionamiento (a punto de cumplir una década), la música en Streaming, todavía no sea rentable. Ni Spotify, el decano, ni los que llegaron después, Deezer, Apple, han revertido la tendencia.

Hay una excepción a las dificultades del modelo Premium. Me parece interesante porque se da en una empresa de comercio electrónico: Amazon. La gráfica del número de suscriptores Amazon Premium es exponencial y relevante: las dos características que dice la teoría sobre el modelo de negocio Premium.

 

 

Gráfica: Abonados a Amazon Prime. Cifras mundiales (He llegado a ella a través de @jordiobdotom)

Así sería la curva de usuarios de pago en los negocios del ramo. Si funcionara, claro. Amazon Prime es la excepción.

No soy usuaria de ese servicio. Quizá por eso me ha llamado la atención la opinión tan positiva que dan quienes sí lo son. Como los nuevos conversos de la suscripción mensual o anual a productos y servicios describen de forma pormenorizada todo lujo de ventajas. La más importante: lo fácil que les resulta comprar. Menos clics. Menos tiempo. Más satisfacción.

El mayor obstáculo será el poder de lo gratis. Lo demuestra este video de los paraguas gallegos que encontré en La carta de Verne. También podría llamarse lo que tardan en desaparecer 120 paraguas de promoción de un carrito.

 

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