Darwin – Lecciones sobre la introducción de nuevas ideas
Recientemente me topé con la autobiografía de Charles Darwin. Un librito breve que me ha demostrado que Darwin era un tipo con alta capacidad autocrítica y que no dudaba en usar el humor para reírse de sus propios defectos. Pero además extraje de sus palabras consejos muy útiles para cuando nos dedicamos a la noble tarea de introducir nuevas teorías.
Lo que un libro nos dice entre líneas depende de cada lector y por tanto la selección que hago de la autobiografía es la mía, y por tanto subjetiva. Acompaño cada recomendación con un extracto del texto, en palabras del propio Darwin, para que puedas comprobar la fina ironía británica con la que contaba las cosas, fueran buenas o fuesen malas.
Estas son las seis recomendaciones sobre la introducción de nuevas teorías que he anotado.
UNA. Apuntar todas las observaciones opuestas a tus ideas. Esta observación exige algo de voluntad por nuestra parte.
<<Siempre que me topaba con un dato publicado, una nueva observación o idea que fuera opuesta a mis resultados generales, la anotaba sin falta y en seguida, pues me había dado cuenta por experiencia de que tales datos e ideas eran más propensos a escapárseme de la memoria que los favorables. (…) Se hicieron pocas objeciones contra mis puntos de vista que yo no hubiera al menos advertido e intentado responder>>
DOS. Hacer que las explicaciones tengan una longitud moderada. Vamos, que lo de contar la idea a alguien que sabemos que es inteligente, contra lo que pensamos, ni entonces ni hoy nos garantiza el éxito.
<<En una o dos ocasiones intenté explicar a hombres capaces lo que entendía por selección natural pero fracasé notoriamente. (…) (Un elemento que debo a) la aparición del ensayo de Mr. Wallace fue el volumen del libro; si (yo) lo hubiera publicado a escala en que comencé a escribirlo en 1856 (…) muy pocos hubieran tenido la paciencia de leerlo>>
TRES. Escribir bien el resumen. Despertar la atención del público es difícil para nuevas teorías. Darwin lo sabía porque lo había experimentado. En 1857 apareció un ensayo con una teoría similar a la que Darwin haría para el Origen de las Especies todavía no publicado. Apremiado por la posible competencia, consiente en enviar un resumen que había hecho, pero que no estaba pensado para la divulgación. Junto a él envía también el ensayo de Mr. Wallace, este “admirablemente expresado” y “absolutamente claro”.
No nos sorprende hoy que el resultado a ambos trabajos fuese el silencio. La idea era demasiado rompedora. Esto me ayuda a poner en perspectiva la continua demanda de atención tras la que corremos cada día en Internet.
<<Nuestros trabajos combinados merecieron muy escasa atención, y la única mención que se publicó al respecto fue la del profesor Haughton de Dublín, cuyo veredicto fue que todo lo que había de nuevo en nuestros trabajos era falso y lo que había de cierto era viejo>>
CUATRO. Elogios y vanidades de personas influyentes. Sí, pero… Darwin tenía una visión especial sobre ellos.
<<Creo que oír un elogio de una persona eminente es bueno para un joven pues le ayuda a mantenerse en el buen camino, a pesar de que probable o seguramente excitará su vanidad>>
CINCO. Reconocer un fracaso. Darwin trabajó en diversos estudios geológicos que no siempre fueron correctos. En uno de ellos Darwin había llegado a su teoría por exclusión de posibilidades. Se equivocó. Fue una lección y reconoció el error. Me pregunto cuántos innovadores de nuestra época hacen presentación pública de las hipótesis que no eran como creían.
<<Se publicó una referencia en las Philosophical Transactions. Este artículo fue un fracaso y me avergüenzo de él. Como estaba profundamente impresionado por lo que había visto de la elevación de tierra en Sudamérica (…) mi error fue una buena lección que me enseñó a no confiar jamás en el principio de exclusión en el territorio científico>>
SEIS. Dar tiempo al tiempo mejora la autocrítica. Esta última idea me hizo sonreír porque me identifico con la experiencia que narra, aunque en mi caso la medida no sea en décadas sino en años.
<<En 1875 se publicó mi libro sobre Insectivorous Plants (Plantas insectívoras), dieciséis años después de mis primeras observaciones. (…) El retraso ha sido una gran ventaja para mí, pues tras un largo intervalo, una persona puede criticar su propia obra casi tan bien como si fuera de otro>>
En definitiva, que lo considero un libro muy actual.
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