Los bartleby de la empresa

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Portada de la edición Cátedra del relato de Bartleby

¿Te puedes imaginar un grupo de mulas que hacen oídos sordos a la llamada de la persona que las guía? Y luego, cuando finalmente se mueven, lo hacen en la dirección que menos conviene al trabajo requerido. Me propongo en este post acercarme a otro protagonista (muy a su pesar) de la gran transformación digital.

La relación que se establece entre algunos empleados y ciertos proyectos de la empresa se parece a la secuencia campestre. ¿No está en la lógica y el sentido común que el trabajador colabore para el feliz término de la tarea? ¡Ay si la empresa está en proceso de cambio, si el mundo está embarcado en una gran transformación digital o la actividad del sector está creando otros trabajos diferentes!

Lo más sorprendente es que se trata de un comportamiento involuntario de los trabajadores, por eso precisamente si tienes a tu cargo uno de estos proyectos no rutinarios te sientes desarmado. Es como tener la oficina repleta de “bartlebys”, esos escribientes que resisten de forma pasiva los cambios de la organización.

Herman Melville, además de ballenas, conoció muy bien las reacciones psicológicas y las diferentes personalidades de los empleados de una oficina. Escribió sobre estos cuadros en la historia corta, “Barleby, el escribiente” donde aparece la famosa y característica réplica del trabajador no comprometido: -Prefiero no hacerlo.

«-¡Bartleby! Rápido, estoy esperando.

Oí el lento rechinar de las patas de su silla sobre el suelo sin alfombra, y enseguida apareció a la entrada de su rincón.

-¿Qué desea? –dijo suavemente.

-Las copias, las copias –dije yo, apresuradamente-. Vamos a comprobarlas. Tenga.

-Preferiría no hacerlo –dijo, y desapareció suavemente tras el biombo.

 Por unos momentos me quedé petrificado (…) avancé hasta el biombo y le pedí explicación del tal conducta extraordinaria.

-¿Por qué se niega?

-Preferiría no hacerlo.

 Comencé a razonar con él (…)

-Preferiría no hacerlo –replicó con voz aflautada. Me pareció que, mientras me había estado dirigiendo a él (…) comprendía perfectamente el significado, y que no podría contradecir la irrebatible conclusión; pero que, al mismo tiempo, alguna consideración superior prevalecía en él para responder como lo hacía.»

La descripción de los rasgos de Bartleby indaga más sobre la persona de este personaje. Puedes ver la gran similitud entre la actitud de Bartleby y los trabajadores actuales poco comprometidos con el cambio del entorno de la empresa. La intraducible palabra “engagement” no se “inventaría” hasta siglo y medio después.

«(Había observado en aquél hombre) que nunca hablaba sino para contestar; que, aunque a ratos, tenía bastante tiempo para sí mismo, sin embargo, nunca le había visto leyendo; no, si quiera el periódico; que durante largos periodos permanecía mirando por su mortecina ventana tras el biombo, hacia el muro de ladrillo (…)»

Todos podemos tener recuerdos de experiencias propias con personas tipo bartleby en la ejecución de planes de acción poco tradicionales. Estos son otros ejemplos:

Es fácil pensar que la empresa Kodak años antes del cierre por banca rota en 2012 intentase algunos cambios y que el trabajo fuese rechazado porque el viejo negocio de carretes fotográficos era más cómodo que el de las cámaras digitales.

¿Quién no ha deseado miles de veces gritar ante la resistencia pasiva de algunos servicios de taxi (las carreras desde el aeropuerto, por ejemplo) que considerábamos fuera de toda buena conveniencia? Hay que atribuir en su justa media la mejora en tiempo y amabilidad en la atención del servicio tradicional de taxi a la competencia digital de empresas como Uber.

También podríamos acordarnos de las grandes cadenas de hoteles. ¿Cuántas veces no hemos deseado tirar la zapatilla al empleado que “prefiere” no tener que modificar los servicios de una habitación, por ejemplo una caja fuerte, aunque no los vayamos a usar? Le ha salvado que la maleta estaba todavía sin deshacer.

Ya lo decía Melville, la mansedumbre es lo que más exacerba a una persona seria.

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