Conocimiento versus experiencia

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magen: Experiencia versus conocimiento (via el blog Lifehacker.com)

CONOCIMIENTO Y EXPERIENCIA

Esta es una imagen que me encontré en Facebook. No recuerdo haberla visto antes, ahora me ha quedado clavada. Me resulta esclarecedora de un batiborrillo de ideas sobre lo que separa el conocimiento y la experiencia.

Una de las consecuencias menos agradables de la difusión, a escalas epidémicas, de la información es la de vernos rodeados de ella, hasta el límite de ahogarnos. De ahí, el paso a creernos que eso que casi tocamos con los dedos (conocimiento), es lo mismo que poder hacer algo con ello (experiencia) es una línea tan delgada que ni se ve.

 

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magen: Información versus Conocimiento, por Gapingvoid.

CONOCIMIENTO E INFORMACIÓN

Además es recomendable que a la foto anterior le preceda esta otra: una rotunda viñeta de Hugh Mcleod (alias gapingvoid), que traza la diferencia entre el conocimiento y la información; porque conocer siempre implica establecer conexiones, aunque solo sea para relacionar un dato, un contenido, un pensamiento con una situación en la que tenga utilidad.

Como lo normal es que tiremos por la calle de en medio y extrapolemos libremente la experiencia a partir de la información, sin mediar acción alguna, presencio a menudo cosas curiosas.

MONTAJES MENTALES

Ahí van algunos ejemplos de estupendos MONTAJES en torno a la información, el conocimiento y la experiencia,  en el área de la innovación e Internet:

Uno. Tomar los capítulos de un libro / manual de metodología emprendedora por el equipaje SUFICIENTE para hacer rentable un negocio.

El problema es que eso implica asumir que el único resultado posible de cualquier actividad que iniciemos es siempre, y al 100%, el esperado: que los consumidores, el mercado, los competidores, los inversores, tu equipo, tus socios (si los tienes) y hasta tu pareja responderán a lo que dice EL LIBRO.

Dos. Tomar las primeras ideas de una sesión de brainstorming por el resultado final del proceso de la innovación para resolver problemas.

El problema es que las ideas que no se han conectado con una oportunidad son tan etéreas como pompas de jabón. Explotan solas.

Tres. Tomar las pautas de acción (las diez o veinte cosas que deberías hacer) que un gurú de emprendedores recomienda en un post o en una conferencia por el CATECISMO a replicar sin rechistar.

El problema es que es más fácil escribir un post con la teoría de las diez cosas más importantes que poner en marcha un proyecto; y más aún hacerlo sostenible.

Cuatro. Tomar la palabra “iteración” por el COMODÍN de la metodología “lean”, que acalla las dudas del equipo (y sobre todo, las del propio emprendedor innovador) sobre el estado (avance) de la puesta en marcha o las operaciones del nuevo proyecto empresarial.

El problema es que nuestro equipo (y sobre todo, TÚ MISMO) se topa con el crudo desierto una vez que el velo del espejismo se levanta.

Cinco. Tomar las frases / citas que emanan de las redes sociales por el único y definitivo ALIMENTO que transforma a alguien en líder de su equipo y su proyecto.

El problema es que ni Einstein dijo todas las frases que se le imputan, ni el hábito hace al monje. Una frase inspiradora a lo que abre la puerta es al trabajo, no a la confianza ciega.

 

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