Cómo usar el miedo para innovar

Somos nosotros los que elegimos las ideas con las que queremos trabajar. Hugh Mcleod (alias Gapingvoid) me ha recordado que la imágen que más incide en nuestro comportamiento es la tensión entre la urgencia (por la innovación) y el miedo.
No es la primera vez que escribo del miedo frente a la innovación. Hace tiempo, en este blog, dije que el miedo es bueno para crear un negocio. El miedo te ayuda a incluir planes para todas esas nuevas “primeras veces” de tu empresa: las tareas y los proyectos que son consecuencia de querer ver tu empresa crecer.
La clave está en medir nuestra exposición al miedo.
Si alguna vez puedes te animo a que observes cómo traza sus vuelos un ágila. Después puedes comparar lo que has sentido con las sensaciones que produce descubrir lo que ve el agila durante el vuelo. Ver este video cambiará tu perspectiva del miedo:
El camino de un innovador tiene, con suerte, abundantes momentos de incomodidad. Son la antesala del cambio y la transformación que llegan después. Avistados por ojos ajenos (de espectador que contempla el vuelo del agila) esos instantes se asemejan a la caída libre. SIN RED. Pero lo que pasa por la cabeza del piloto del vuelo (el ágila-emprendedor) es MUY distinto: la adrenalina y el miedo asumen su parte en la ejecución del plan; mientras otros extraños mecanismos se ocupan de combinar, de forma adecuada, las decisiones irracionales con las racionales.
Lo más fascinante es que todo esto ocurre bajo un plano de RIESGOS más o menos controlados. Esa es la forma correcta de usar el miedo para innovar.
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