Cuando «comprar» significa «alquilar»
Esta es una de esas ocasiones en las que estaría bien que el diccionario, además de añadir nuevas palabras del mundo digital, como bloguero o tuit, prestase atención al cambio de significado que el consumo digital está dando a otras palabras comunes.
Me refiero a “comprar”.
Compramos porque consumimos. Nos gusta mucho adquirir cosas, consumirlas, y especialmente para nuestro entretenimiento, almacenarlas.
Todos hemos heredado bibliotecas y colecciones de música a las que otras personas dedicaron tiempo de su vida. Todavía conservo algún disco de Carina de mi madre, y guardo con nostalgia las casetes de Jorge Negrete, cantando Angelitos negros. Los libros son mi pasión, y tengo varias mini bibliotecas, que anteriormente decoraban las estanterías de otras casas.
También consumo libros electrónicos y música digital en la nube. Hacerlo así me ayuda a tener más espacio en casa. Siempre he visto estas últimas colecciones como algo perecedero, y no me había planteado cómo dejaría esa biblioteca digital a mis futuras generaciones. Algo que supuestamente hizo el actor Bruce Willis.
Pensando que el tamaño de la colección de iTunes de Bruce Willis no debe ser tan modesta como la mía, se entendería su posible cabreo con la respuesta del proveedor, donde tiene alojada su nube personal: Y es que dado el caso, el actor Bruce Willis no podría dejar la colección de música a sus hijas, porque la nube digital se desvanece cuando lo hace el usuario que la contrató o usó.
Recientemente he leído otro caso. El de la ejecutiva noruega que ha visto bloqueada su cuenta de Amazon, por razones que ella desconoce. Como consecuencia se ha quedado sin su biblioteca en Kindle, donde tenía una extensa colección de títulos, que aumentaba cada semana en sus frecuentes viajes de negocios. Ahí me sentí más identificada:
que un proveedor pueda eliminar tu biblioteca, de forma unilateral, es como peder los datos de tu ordenador por un formateo, y averiguar que no tienes una copia de seguridad.
Carl Honoré, experto en el movimiento lento, llama a nuestra era la era del Correcaminos. El no lo dijo en este contexto, pero creo que la relación entre los derechos de propiedad y el alquiler de contenidos digitales, es como el vínculo que existe entre el Correcaminos y el Coyote.
Me explico.
Estamos en un mundo digital en el que el nuevo significado del término “propiedad” es perecedero, y está representado por negocios que llamaré Correcaminos. Breves. Transitorios. Pero el ritmo de nuestros hábitos sigue siendo el del Coyote. Continuamos buscando, y en muchos casos necesitamos, algo indefinido; donde el carácter perpetuo, o no, lo podamos decidir nosotros (a causa de un cambio de gustos o intereses o aprietos económicos o de espacio).
A falta de alternativas, el Coyote busca formas de aminorar la marcha: por ejemplo con programas como Calibre para convertir y cargar libros electrónicos, que también eliminan los derechos (DRM), y convierten los archivos originales a formatos que se pueden almacenar y compartir.
Aunque el diccionario de la lengua no recoja el nuevo significado de la palabra comprar, sí me gustaría verlo en los diccionarios de negocios; y que fuera bien visible en la descripción del servicio de los proveedores digitales.
Ago así como: tus libros digitales no son realmente tuyos. Tampoco tu música. Sólo los han alquilado.
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Comentarios:
Gracias Marta. Buena reflexión!
Mariano Morresi (@mmorresig, vIa Twitter), 1 noviembre 2012
Yo todavía busco dónde está el inventario de mis libros en Adobe Digital Rights Management, para cuando se rompa el eReader.
César (@floc_cat, vía Twitter), 5 noviembre 2012
@mmorresig: Gracias Mariano.
@floc_cat: Ya te digo… Tenemos que hacer como el Coyote ;9
Marta Domínguez, 6 noviembre 2012
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1 comentario en «Cuando «comprar» significa «alquilar»»
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