Mi experiencia en una de las nuevas universidades online gratuitas

En primavera me apunté a un curso de Stanford, que hice desde mi ordenador y por el que no tuve que pagar nada. Una asignatura inusual en los programas de educación superior: emprender una empresa según el modelo de Silicon Valley (Technology Entrepreneurship). Y un nuevo grupo de universidades online gratuitas “empeñadas” en hacer emprendedores y programadores de todos nosotros. ¿Cómo? Con asignaturas donde se aprende sobre ciencia, emprendimiento, matemáticas o programación.

Me enteré de la existencia de estos nuevos cursos por la asombrosa repercusión que había tenido en otoño la primera edición de una clase abierta de inteligencia artificial: logró interesar a 160.000 estudiantes. Todos los que siguieron el curso hablaban satisfechos de la experiencia: de lo mucho y bien que habían aprendido cosas prácticas.

Pensé: si la inteligencia artificial, que no es precisamente un tema asequible para el público en general, ha funcionado con un método de enseñanza a escala masiva, esto de las clases abiertas puede ser interesante.

Durante los últimos cuatro meses (de mediados de marzo a finales de julio de 2012) he seguido el curso de emprendedores de la misma escuela. He resumido así mi experiencia:

Tres cosas que me han fascinado:

  •   Una clase virtual para 32.000 personas.  Ser alumna de una clase masiva ha sido algo extraordinario. Nunca hemos sido 32.000, apenas una fracción. Pero aún así, una clase “muy grande”: hemos seguido las clases en lo que han llamado el venture-lab (de forma activa) aproximadamente un 10 % (muchos alumnos se apuntaron por el efecto llamada inicial pero no siguieron después); unos 300 alumnos de todas las partes del mundo se conectaban a diario. Además de americanos, el curso de emprendimiento ha atraído a comunidades en Latinoamérica, Canadá, Rusia, India, China y Europa (¡incluyendo a más de 200 alumnos españoles!).
  • La creación de un proyecto de startup como tarea. El trabajo sobre una idea propia de negocio o la elección de una o varias ideas para desarrollar durante las clases ha sido la base del aprendizaje para convertirnos en emprendedores. Aprender haciendo. Por ejemplo, yo decidí usar una idea para un buscador automático de profesionales en el proyecto inicial de entender cómo se crean las ideas usando el modelo de canvas. Después en la creación de una startup tuve la suerte de que varios de los miembros del equipo llevaban tiempo dando la vuelta a varias ideas. La que nos pareció más atractiva fue una web de educación por video donde conectar expertos y personas. Entonces trabajamos en el análisis de oportunidades de mercado y el análisis de las oportunidades de ejecución
  • Las posibilidades de formación de equipos. Varios profesores de Stanford han estado tocando aquí y allá en la plataforma online con la que se inició el curso para poder obtener beneficios de la inteligencia colectiva de la enorme comunidad del curso. Una de las opciones más interesantes ha sido la asignación automática de los compañeros de emprendimiento más adecuados a tus intereses (en mi caso, Internet y desarrollo software) y ubicación (en mi caso, España). Algo parecido a la tecnología que te permite encontrar marido en las páginas de contacto por Internet…

 

Tres cosas que me han parecido destacables:

  • No enseña a hacer planes de negocios. Leí los comentarios airados de algunos alumnos decepcionados en los foros del venture-lab en las primeras semanas porque “aprender a hacer un plan de negocio es lo que se supone que debe enseñar cualquier curso donde se aprenda a lanzar una empresa”. En su lugar, el curso se centra en enseñar a entrenar la cabeza para pensar en hipótesis y cómo validarlas en el cliente. Una perspectiva que puede resultar incómoda porque nos obliga a salir a la calle, pero que defiendo plenamente. Aquí he podido practicar mucho eso de hacer encuestas online y conocer la importancia que tiene diseñar bien las preguntas.
  • Otros equipos revisan tus ejercicios (Peer Review). Otro de los aspectos de la inteligencia de la comunidad del venture-lab ha consistido en contar con la valoración de las hipótesis de mi startup de equipo por parte de personas ajenas al mismo. Y a la vez, cada miembro de mi equipo poder hacer lo propio en otros equipos. La anécdota ha sido comprobar que casi todo sistema de puntación se puede pervertir. Así, por ejemplo, parece que algunos alumnos puntuaban siempre a la baja por “estrategia” (igual que en el conocido concurso “Gran Hermano”)
  • La riqueza de los foros internos. Una parte importante de mi aprendizaje ha venido no tanto por los videos o posts del profesor sino como por los comentarios en los foros de otros alumnos de países tan diversos y experiencias tan diferentes. El curso consigue ese punto de estrés común a los cursos más exigentes de las universidades y escuelas de negocio. Muchas veces no he tenido tiempo de ver todos y cada uno de los videos del profesor (presentaciones tradicionales con audio y pequeña imagen con la cara del profesor hablando). Pero no he dejado de mirar los foros y leer los posts del profesor para comprobar lo que había realizado hasta el momento con las conclusiones y consejos del profesor en sus posts.

 

Tres cosas que añadiría o cambiaría:

  •  Una planificación clara.  El contenido, duración y objetivos del curso han ido variando en estos meses, dando la sensación de estar “improvisados sobre la marcha”.
  • Opciones para aprender a distintas velocidades. Uno de los giros de volante que tomó el curso fue dividir la enorme clase. Un primer grupo: alumnos que querían aprender haciendo un proyecto de creación de startup. Y un segundo grupo, con los alumnos que querían aprender sólo a través de los videos del profesor. Pero no contempla, por ejemplo, a personas con una actividad profesional que atender, mientras que otras tienen más tiempo y pueden dedicarse al curso a tiempo completo. Por ejemplo, mi equipo perdió fuelle a principios de junio, hasta quedar inactivo. La falta de tiempo y compromiso en el proyecto ha sido también una de las cuestiones más comentadas por otros alumnos.
  • Ritmo y plazos. He echado en falta una comunicación más efectiva sobre el avance del curso, es decir, los pasos realizados y lo que queda por hacer para llegar a la meta.

Os estaréis preguntando si dada mi experiencia repetiría o no. La respuesta es que ¡me he apuntado a un nuevo curso!. Esta vez se trata de un curso con Steve Blank, del que os he hablado en este blog, sobre desarrollo de clientes: The Lean Launchpad.

Estoy viendo que muchas escuelas están haciendo experimentos similares.

En muchos casos, son profesores con un nombre gracias a sus libros y teorías. En otros no.

Las plataformas educativas utilizadas varían también. Stanford, por ejemplo, lanza este otoño cursos en tres plataformas diferentes: venture-lab y dos nuevas, coursera y Glas2go. Con una oferta de cursos estrella de Stanford para este otoño.

También han aparecido nuevas startups en educación online como Udacity. El curso con Steve Blank, por ejemplo, se ofrecerá a través de esta última.

Hace unos días, el fundador de Udacity, Sebastian Thrun, decía en una mesa redonda en Techcrunch que no podía saber si su experimento de clases especializadas online y gratuitas iba a sustituir o no la presencia física del profesor en una escuela de negocio. El, que también fue profesor, antes de emprendedor, destacó algo que me pareció importante:

la clave de las nuevas universidades online es el foco en aprender competencias de las que demandan las empresas.

Os seguiré contando, porque soy de las personas que como Thrun creen que el aprendizaje no se termina después de conseguir un grado o un título.

 

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Comentarios:

Me ha parecido muy interesante tu artículo, y me gustaría preguntarte una duda.

Este curso que has hecho puede aplicarse a tu educación universitaria? Es decir, yo ahora mismo estoy estudiando en USA, pero me quedan 2 asignaturas para acabar la carrera, mi cuestión sería si hacer un curso de estos gratuitos en una universidad de prestigio online me convalidaría y me ayudaría a darme estos 6 últimos créditos para acabar la carrera.

Muchas gracias.

Ariadna Martínez, 20 enero 2015.