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El hilo de innovación > Transformación e innovación > La generación F y la empresa abierta

La generación F y la empresa abierta

Publicado el: 1 febrero, 2011 Última actualización el: 2 noviembre, 2015 En la categoría: Transformación e innovación Escrito por: Marta Domínguez

Hace unos meses, Gary Hamel, experto en dirección empresarial (autor de “Competing for the future”, uno de los libros referentes del siglo XX) escribía un interesante artículo titulado «The Facebook generation vs. The Fortune 500”.

Generación F

En él hace una magnífica transcripción de la vida online en doce puntos para compararlos con las prácticas organizativas de las grandes compañías. Lo cual creo que constituye una interesante lista de aspectos para definir lo que se considera por una organización abierta.

Hamel llega a su lista pensando en cómo las empresas pueden dar respuesta a las expectativas de empleados duchos en Web 2.0 en su vida personal (que bautiza como “generación F”, por Facebook) y que serán parte importante del mercado laboral en el futuro.

El problema es que así planteado, el deseo de ser complaciente con la generación F puede dar lugar a algunos imprevistos nada deseables para las empresas, y sin embargo ensombrecer lo bueno que caracteriza el DNA de aquellas empresas abiertas en el contexto de la Web.

Resumo a continuación las doce características del catálogo de Hamel:

  1. Todas las ideas compiten en igual de condiciones: Éxito por méritos en lugar de poder político.
  2. Las contribuciones cuentas más que las credenciales. Lo que vale es lo que pueden contribuir, independientemente de tus títulos académicos o profesionales
  3. Las jerarquías son naturales, no pre-escritas. La influencia es concedida por los demás, no por ninguna autoridad superior
  4. Los líderes sirven pero no presiden. En la Web los seguidores valoran a los líderes con argumentos creíbles, expertos reales y desinteresados.
  5. Las tareas se escogen, no se asignan. La Web es una economía de elección (“opt-in”). Las personas eligen trabajar sólo en las cosas que les interesan.
  6.  Los grupos se autodefinen y se auto-organizan. En la Web nadie te obliga a trabajar en tareas aburridas o con gente estúpida.
  7.  Los recursos no se asignan, se atraen. La Web es una economía de mercado donde en cada momento las personas ponen su esfuerzo en los proyectos que les son atractivos.
  8. El poder está en compartir, no en ocultar información. La Web es también una economía que incentiva dar: talento y contenido.
  9. Las opiniones y las decisiones son revisadas de forma recíproca. La Web es el medio perfecto para agregar la inteligencia de la masa (“wisdom of crowds”)
  10. Los usuarios pueden vetar las políticas. Especialmente las que son contrarias a los intereses de la comunidad
  11. La recompensa es intrínseca: Reconocimiento y la alegría de logros está detrás de las contribuciones voluntarios en proyectos.
  12. Los hackers son héroes. En la Web los activistas de masas son vistos con simpatía

De todas ellas, las más alejadas del fin empresarial de todo negocio son las que se refieren a la libertad para realizar las tareas atractivas en detrimento de aquellas que lo son menos (puntos 5 y 6). ¿Podría funcionar una empresa que instaurara esta especie de “anarquía de tareas”? Probablemente no.

Las tareas rutinarias son, sin duda alguna, aburridas; pero un proyecto no puede dejar de realizarlas para conseguir resultados. Ahí tenemos los proyectos de desarrollo de software libre. La elección de las personas con las que trabajar o las herramientas tecnológicas con las que hacerlo se ha combinado con un puñado de gestores al viejo estilo y ha asegurado el éxito de grandes proyectos. Me refiero, por ejemplo, a Linux o la ingente cantidad de aplicaciones ofimáticas o de productividad empresarial que tenemos a nuestra disposición.

Exceptuando esos dos puntos, el resto del catálogo define algo muy útil a nivel empresarial. La capacidad de colaborar desinteresadamente por un objetivo común, la atracción del talento mejor preparado en cada momento, esté o no visible en un organigrama, y el acceso a un mercado donde abundan las ideas, permiten de hecho re-inventar el estilo de dirección empresarial, no sólo para hacerlo más cercano a los gustos de las nuevas generaciones de trabajadores como argumenta Hamel, sino por otro motivo para mí más importante. Definen la realidad del DNA empresarial en la economía abierta: la economía de la innovación inclusiva y no exclusiva. Y por tanto mejor dotada para perdurar en el tiempo…

 


 

Comentarios:

Buena entrada de blog, Marta. Sin duda, estos 12 puntos tocan aspectos peculiares y novedosos de la forma de vivir y trabajar en la generación F, o volcada en Internet. También de acuerdo con tu observación sobre la aplicabilidad o no a la empresa. Y solamente añadir que el punto 12 es realmente el mas conflicitivo con la sociedad física. Ver con simplatía y como héroes a los que violan, atacan, dañan y extraen contenidos que no son suyos, es una muestra de enfermedad social. Esta moda -no exclusiva de Internet- es una de las fiebres de nuestra época. Y una fiebre perversa, porque los que la padecen, no la reconocen. La parte positiva es que es pasajera y tras esta crisis de todo vendrá una nueva ola de mayor orden y rigor. El péndulo de la vida en sus modas es inmutable. Solo ignoramos la velocidad con la que se va de un ladoa otro.

Jesús García Catalán, 9 febrero 2011.

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Etiquetado como: decálogo economía abierta empresa abierta Gary Hamel generación F

Publicado por Marta Domínguez

Ingeniera de teleco, artista autodidacta conocida como Una ingeniera que esculpe, analizo el efecto de la aplicación de la tecnología en la innovación, enlazo el mundo startup y el de la empresa. No tengo vocación de periodista. Escribo sobre temas con los que trabajo. Ver todas las entradas de Marta Domínguez
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La conexión entre tecnología e innovación está presente en mi etapa formativa como ingeniera de telecomunicación y en la vida laboral como consultora en empresas tecnológicas y startups. Para entender la transformación digital realizo anotaciones. Empecé a escribir este cuaderno en 2009. El dibujo de portada hace homenaje a ese otro sombrero que enseñó a ver bien la boa y el elefante.

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