¿Qué ha cambiado en Internet?

Enlaces e Internet

En 1995 no había muchos que conocieran lo que era Internet. En 2010, son una multitud (superan ya la población de EEUU) los que forman parte de redes sociales, ya sea desde sus móviles o desde la Web. Pero, ¿qué ha cambiado en Internet entre esos dos momentos que representan respectivamente el principio y el momento actual de la historia?

Mi intención con esta pregunta no es descubrir nada nuevo, pero sí entender mejor la relevancia de Internet.

Dice Ignacio Cirac, experto en nanotecnología (por tanto, acostumbrado a hablar de cosas difíciles de comprender), que entender es poder comparar con cosas que conocemos.

Algo similar pasa con el mundo de Internet y las empresas. Para que las empresas sepan qué decisiones deben de tomar en relación a nuevos mercados, cambios en sus organizaciones y modelos de negocio, deben primero entender cómo Internet ha modificado (y modificará) los entornos en los que realizan sus actividades. Incluidos los consumidores, que somos, al fin y al cabo, todos nosotros.

El correo electrónico no nació en 1995, pero fue entonces cuando a las primeras Web comerciales, como AOL, se les encendió la bombilla de que mandar correos podía ser algo con futuro, que utilizarían las personas con una conexión telefónica. Lo que vino después está ligado a las, hoy archiconocidos, proyectos de Google, Amazon, y, el más reciente, Facebook.

La historia de Internet entre 1995 y 2010 es peculiar porque ha ido evolucionando hacia cosas con poca relación inicialmente: de los contenidos, que las primeras páginas nos mostraban, y que más tarde con la blogosfera pasaron a ser contenidos que las personas mostraban, hasta las personas mostrándose a otras personas. El siglo XXI (del 2006 al 2010) es también diferente: todo se está impregnando de un carácter social. Una situación a la que asistimos con entusiasmo (para abrir campos nuevos en la colaboración) e incredulidad (por obligarnos a romper los paradigmas conocidos) a partes iguales. ¿Debemos entender Internet como el nervio central de la sociedad como afirman algunos?

Contenidos y marca

No cabe duda que es una posible, y válida, interpretación. Aunque me parece más interesante la reflexión de Lisa Gansky que hizo hace unos meses para la televisión de TechCrunch, y que va más allá de la perspectiva social. Lisa fue una pionera de Internet en 1993. Creó GNN junto a Tim O´Reilly (al que debemos el término Web 2.0), la primera Web comercial, y la vendió dos años más tarde a AOL. También creó Ofoto, la primera página para compartir fotos, y más tarde la vendió a Kodak. Ahora está buscando nuevas oportunidades en el medio ambiente y los desechos. En Internet, por supuesto.

Lisa resume sintéticamente lo que ha sido Internet:

Conectar – Buscar – Jugar.

Pero la red se está volviendo más “física”, como, por ejemplo, cuando alguien cuenta su posición con Foursquare; lo que hace que Internet se esté convirtiendo no sólo en algo más social, sino más personal. ¿Y qué significa más personal? Algo así como si las tecnologías dejaran de ser cosas raras, como la nanotecnología que comenté antes, para pasar a ser más “cálidas”.

El futuro de Internet, dice Lisa, es precisamente

dejar de ser Internet para convertirse “simplemente” en esto: estaremos con nuestras marcas favoritas, cuando vamos a un hotel seremos capaz de escuchar nuestra música, obtendremos las citas que necesitemos atender, o haremos las reservas de forma automática…

Ninguna de estas cosas de nuestra vida las veremos como Internet, aunque por supuesto tendremos que enchufarnos o conectarnos.

¿Qué hacemos con Internet al fin y al cabo? ¿Qué aplicaciones tienen los avances de las nuevas tecnologías en los diversos campos empresariales y personales? El otro día escuchando un programa deportivo líder en la radio me llamó la atención una de las cuñas publicitarias. El anuncio decía algo así: “Ya tienes nuevas aplicaciones para tu iPad. ¡Descárgatelas!” No creo que al oyente medio del programa, objetivo de los anunciantes de esa franja horaria, el corte del anunciante le dijera mucho sobre las interesantes actividades que podría tener al alcance de la pantalla de su iPad. Incluso para los oyentes más jóvenes, sigue sonando igual de friki.

Este ejemplo me hizo pensar que todavía muchas empresas, también las que se dicen “centradas en el usuario”, deben interiorizar lo que entienden por Internet. Hablar de aplicaciones está bien en un entorno técnico, pero sigue estando lejos del Internet más personal.